Inmadura fruta

Ella:

Si te tengo bajo el altar, así,
como nadie quiere estar,
es por ser un niño,
un niño entre historias de adultos
con las que tú no quieres despertar.


Sueña,
sueña que eres mayor
que pronto soñaras
que estas en medio de la na,
nadando en un mar sin mi,
y dos marineritos se acercaran
para hacerte despertar,
y tu sonriendo creyendo
que aun lo puedes cambiar,
veras tu camiseta mojada
por las lagrimas que derrame
intentando hacerte reaccionar.



El:

Con que jugar cuando
no se madura del mismo modo,
que si juegas a ser una mujer
es por que lo leíste en los cuentos,
y esa no es la madurez de un adulto,
si no de alguien que cree
que existen los príncipes azules,
y no existen.


Niña, no existen,
no existe ese chico perfecto
esperándote para describirte
la palabra amar.


Ella:

No pretendo que intentes
entender mis palabras,
tan solo que sepas que
me preocupo en expresarlas,
que te las digo ahora
por no querer agobiarte antes,
pero ya veo que te defiendes atacando,
como si no te importase lo que pienso,
intentando hacerme sentir inferior,
haber si de tonta me hundo sin razón.


El:

No intentes confundir mis ideas,
que la madurez es algo que no esta
en saber tratar con la gente,
o ser extrovertido,
y la inmadurez no significa jugar
como un niño o mirar atrás
y no saber lo que a sucedido.


Piensa niña,
inmaduro no soy
por llevarte la contraria,
por discutirte,
inmaduro no soy por
decirte la verdad,
porque ese príncipe azul no existe,
no existe niña,
siempre te pelearas con tu pareja.


No te confundas a ti misma niña,
y si crees que puedes verme
como lo que soy y aceptarme,
acércate y dale un beso a este
príncipe de ropa desteñida.