Cupido sufre

¡Fuera!
Fuera cupido, que ardan sus alas,
que camine conmigo, y descubra la rabia,
que descubra el dolor,
que sepa todo sobre el desamor.



Ingenuo, cupido, ingenuo,
déjame mostrarte cómo tus flechas me hicieron sangrar,
cómo por estas heridas mi alma se quiso matar,
cómo creaste un sentimiento tan imperfecto,
que aún hoy día no somos capaces de explicar.




Caminando,
has quedado rezagado,
mientras yo camino con la cabeza cabizbaja con cuidado,
tu mirada hacia el cielo, lo que tuviste y ahora perdiste,
te ha hecho caer, no soportas los sentimientos humanos,
te desangras en ti mismo, en tus pensamientos.



Muere, cupido, muere,
una sola flecha te clavé, y ya has muerto, ¿qué pensabas?
¿Que las flechas de amor no mataban?
Siguen siendo flechas...
quizás las más dolorosas, causantes de torturas
y muertes más lentas...